XII FESTIVAL DE POESÍA DE VALÈNCIA

VOCIFERIO

ERGONÒMIQUES

Del 16 de febrero al 5 de marzo de 2023

Arte y cartel de la duodécima edición del festival por Boke Bazán

LA ERGONOMÍA DE LA DISIDENCIA

Ergonomía: dícese de la adaptación de las máquinas, muebles y utensilios para lograr una mayor comodidad y eficacia.  

Una silla de oficina ergonómica es una silla muy cómoda. Puedes trabajar diez horas seguidas delante del ordenador sin sentir molestias en la espalda o el cuello. Como la silla en la que nos hemos sentado para escribir este texto. Tan cómoda que nos invita, eficazmente, a seguir trabajando, pero, ¿para quién? Nos dice “sigue escribiendo”, pero ¿desde dónde? 

Una poesía ergonómica podría entonces entenderse como una poesía perfectamente adaptada al cuerpo social que la lee y la consume. Una poesía confortable, que busca comunicar con claridad, ser entendida por todxs y, por ende, ser una poesía que alimenta la fenomenología pop, repleta de lugares comunes, demagógica en su apología de la simpleza (que confunde con la sencillez) y que busca que el lector se identifique y se sienta reafirmado en su código de valores infantilizados. Una poesía útil como un mueble: una silla de oficina igual a un sillón de masaje. 

Pero nosotrxs entendemos la ergonomía como una forma informe, mezcla de múltiples formas. Poesía creada para cada cuerpo disidente. Una poética del individuo no individualista, al margen de tendencias y modas, de cánones hegemónicos e intereses mercadotécnicos, que contribuya a generar un imaginario colectivo diverso, complejo, no gregario, antinarcisista y, por tanto, ni controlable ni corruptible por el sistema. Una poesía personal, pero no personalista, singular, genuina, de imposibles epigonías; una poesía para el atemporal “a la minoría siempre” que dijera Juan Ramón, pero ofrecida al continuum colectivo desde el humilde trabajo con el lenguaje: el único hogar de lxs maldecidxs por los bienpensantes. 

“La poesía es un error necesario” nos dice César Antonio Molina sobre su cómoda poltrona desde el despacho de su ortopedia para pezuñas. Nosotrxs preferimos “la poesía es una derrota necesaria”, la contracita de la desaparecida Guadalupe Grande que enunció al vapor de su cama de púas. Porque las palabras pueden atrofiar el espíritu cuando se invocan desde la mezquina e hipócrita mansedumbre y llevarlo más allá de sí mismo cuando se juega a diluirse en el decir, aun a riesgo de crear un hechizo fallido. 

Vindicamos este año la ergonomía de la desobediencia, la del hablar roto, raro, trufado de polisemias; la de incómoda lectura por críptica, por crítica, por compleja… por libre. La que requiere indeseables lectorxs, activxs, inquietxs como niñxs de mal asiento sobre la silla, para poder ser. La, hoy más que nunca, poesía retorcida, ninguneada por la cultura de masas. Esa poesía carente de followers, que no es propiedad de nadie porque siempre fue de todxs, múltiple como las omátidas de los ojos del insecto e insignificante a la mano del fan(ático) que la aplasta cada vez que la esencializa y estereotipa como garante de la radiofórmula de la pureza. 

Por eso este año, en VOCIFERIO 2023, os traemos a tantas poetas como úvulas. Todas a la búsqueda de la ergonomía de lo inefable; del bello diseño de la silla incómoda de la denuncia, de la que levantarse para continuar andando; de la empática forma de la escucha a lxs otrxs como parte de unx mismx y la reflexión silenciosa como horma del pie deforme del extrañamiento, capaz de incomodar a la realidad para, cada unx a su ritmo, crecer como personas sin dejar de problematizarnos juntxs. Y pasear por pasear, si aún es posible adaptar nuestros pies a las rejas del suelo.